El Castillo del Conde Mandragor

Melkhior recorre el pasadizo secreto de salida hasta llegar al sector (4), avanza más hacia el sur al sector (2) de la encrucijada y finalmente a la zona donde sin problemas se distingue bajo el agua la espada de Alferet.

Ianassa:

- Seguro que lo agradecerá Alferet... mjmjmjm... Hey, mira allí... la Espada Enok también, casi la había olvidado... cómo no, si fue en ese momento que el inquilino diabólico me pateó... ¬¬U

Tras recobrar ambos valiosos souvenirs, el vampiro abandona las mazmorras, llega a los salones subterráneos por donde una vez hizo un trato con el Rey de las Almas en Pena, y sube por algunos escalones hasta la parte principal de sótano donde están algunas habitaciones de servidumbre que no están siendo utilizadas como tales sino como bodegas. En algunas de esas recámaras hay incluso barriles de vinos apilados, armas comunes en su mayoría desgastadas, herramientas y vestimentas de variados diseños. También hay utensilios de limpieza y una pileta en la que gotea agua limpia de un tubo.

Ianassa:

- Vaya trabajo de acueducto el que diseñaron en este condado. ¿Hmmm? ¿Escuchas eso? Mmmm... y ese olor... mmm... diría que me dio hambre pero no tengo cuerpo, maldita sea! En fin, al parecer es hora de comer por ahí.

Saliendo de las sombras y telarañas de aquel sótano por una de varias escaleras ascendentes (hay más) donde el aroma a madera añeja se combina con el de algún banquete, llegan a un pasillo y luego a un cuarto más amplio ya en el primer piso donde hay algunos ehoodis cocinando y otros más sirviendo. Al notar la presencia de Melkhior todo golpeado al principio se sobresaltan, pero tras algunos susurros entre ellos se calman, como si tuvieran claro que se trata de alguien conocido.

Ianassa:

- Estos ehoodis son lo máximo. A éstos en específico nunca los he visto y creo que tu tampoco y mira... un par de palabras y ya saben quien eres. Están bien informados y bien comunicados, claro que sí.

Ehoodi cocinera:

- ¿Se encuentra bien señor Melkhior? ¿Necesita alguna curación?

Ehoodi mesero:

- ¿O acaso tiene hambre? ¿Hay algo en especial que guste para la cena?

Ianassa responde, mas sólo es escuchada por Melk:

- Mmmm... que amable, mi amigo... pero no creo que en tu menú tengas el tipo de bocadillo que necesita mi vampiro... lo cual debo admitir que me preocupa un poco.

Entre aquellas muestras de amabilidad y respeto, Melkhior divisa más allá (a través de la típica abertura entre cocina y comedor) a un par de individuos conocidos: el autoproclamado conde y la inconfundible Reina Serena, que sabrán los pitufos cómo diablos llegó hasta ahí. Parecen disfrutar la cena ese par, mientras por ahí cerca el pianista e investigador Jacques Sagot parece disfrutar del vino en compañía de una despampanante ehoodi de impresionante y ampliamente expuesta pechuga. En algunos taburetes tipo bar hay más personajes entre visitantes y ehoodis que parecen tener un horario de comida bastante estricto. El ambiente de aquel sitio es muy agradable pues es como estar en una elegante taberna de alguna importante ciudad capital. Hasta una musiquita muy matizada comienzan a tocar algunos tipos por ahí, una fusión entre ritmo de bossa nova y lounge medieval.

Desde ahí Melkhior escucha sin ser visto...

Mandragor asiente a Serena y comenta:

- Precisamente hoy, hace un rato, antes de que se llevaran a cabo las pruebas de la máquina de transportación, hablé con el Dr. Johnston y me comentó acerca de un posible enfrentamiento armado en la cordillera de Magnaglar, que me parece que queda al norte del laboratorio oculto donde está el portal. Parece que el imperio está ahí aunque también me comentó que están recibiendo la ayuda de muy buenos elementos y las fuerzas de Ossiriand tienen una Resistencia bien organizada. Mañana haremos contacto nuevamente para saber las últimas noticias.

Mandragor se manda un gran sorbo de ron (le había pedido a un ehoodi que prefería ron en vez de vino) en pose de comandante muy ilustre... como que la hablada que se acababa de dar le hiciera sentir muy importante... muy conde. Desgraciadamente calcula un poco mal la manera en que se acerca la copa y se derrama un tanto cuanto de ron encima con la gracia del más pueril charlatán de cantina suburbana...

- Me lleva el HiJuEpU#@ #~€@ ~* *@#º \ºº¡Ç€¬~#...

Como conde que es, acepta la ayuda de algunos ehoodis que de algún modo logran no mofarse y con un pequeño trapo limpio y humedecido se limpia un poco la cara y cuello, y la ropa, y la capa, y la mesa, y la silla, y la vara... putiadísimo. Ya pasado el incidente, Sirilo contesta como si nada hubiera pasado:

- Ah, las Náiadas, claro... yo también quiero conocerlas... que tal si vamos en un rato?

Mientras el ambiente del comedor se va tornando más y más ameno ingresan dos científicos del grupo de Mildred Murasi, se trata de Quiariom y Benjo. Estos tipos no parecen andar en busca de comida sino de alguien en específico. El conde Mandragor les mira pero no les observa, y se echa otro trago de ron, ésta vez con más cuidado.

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El herbólogo recobrando un poco la confianza acepta estrechar la mano de Elgorand, a lo que Aktaia está atenta y aprovecha los pocos segundos de contacto físico para hacer la lectura de experiencias "Kronopeira Diigima". Elgorand puede fugazmente ver aquellos eventos más relevantes del pasado reciente del tipo.

La escena es en aquel mismo jardín cuando era aún de día y como si fuera él mismo el autor de tales acciones, el elfo se ve observando las plantas dragóneas y descubriendo la singular apariencia de savia que emana al ser cortada (aspecto acuoso y de color verde con partículas brillantes), también se ve desde perspectiva de primera persona en el lugar de Rhys cortando del todo la planta y llevándola al árbol en medio del patio donde vierte aquella savia (para él era el "Rocío del Dragón" sin duda), y a pesar de que el tronco al contacto con tal savia tuvo una reacción de índole visiblemente química y orgánica dados los colores, textura y hasta movimiento del tronco... no pasó a más y la reacción no fue más que un pasajero intento incompleto por hacer realidad la mentada leyenda de la restauración del jardín abandonado. El tronco volvió a la normalidad.

Elgorand mientras tiene la visión puede escuchar vagamente las palabras del herbólogo que a pesar de ver al elfo con los ojos cerrados y sin soltarle la mano estrechada, considera aquello como algún uso élfico de respeto o cortesía, talvez un tanto incómoda. El tipo le respondía:

- Un gusto, mi nombre es Rhys y soy como dicen los ehoodis, un "yerbatero". Me dedico a la investigación y cultivo de hierbas curativas.

El tal Rhys suelta la mano del elfo y la técnica se acaba.

Aktaia:

- Suficiente información. Elgorand... estamos claros en que este tipo Rhys NO debe verter en este árbol esa savia, ni mucho menos el fuego... ciertillo?

Sucio de mugre, dejando tras de si un rastro de aguas subterraneas que le empapan la ropa más allá de las rodillas, con sangre reciente cubriéndole el rostro y el cabello alborotado de tal forma que parece que le haya faltado el respeto a un tigre... así es como el sonido de los pasos precede al vampiro, de porte recto y austero, en aquella cocina.

No dice una palabra hasta que termina de hablar todo el mundo, tanto ehoodis, como Ianassa y como el mismo Mandragor... y la eterna seriedad de su expresión no es capaz de eclipsar la sorpresa con que se ve azotado al ver a Serena. Pero reacciona como se espera de alguien como él y se dirige a los Ehoodis aun sin mirarlos diréctamente:

- Si tenéis carne, preparádme un paquete con tres lonchas de carne cruda. No creo que sea necesario deciros que no deseo que la limpien primero. Si tenéis algún conejo o quizá un ave de corral puede servir. Qué esté preparado en unos minutos pues no tardaré en marcharme, ah... y traedme un paño húmedo.

Dadas las órdenes avanza por el hueco de la cocina e ingresa en el salón. Su mera presencia en el lugar se siente como quien vierte un tintero en un estanque de aguas cristalinas, pero no se hace notar inmediatamente. Avanza dando un rodeo hasta una mesa no muy lejana a en la que se encuentran Reina y Conde y desabrocha con un áspero sonido la correa que sostiene a Disforme tras sus hombros, dejándola con todo y funda frente a él al tomar asiento. Si ambos comensales reparasen en su presencia, cosa probable, inclinaría la cabeza en un gesto de saludo que contiene tanto respeto como silencio. No interrumpirá deliveradamente su conversación.

- "Ianassa" - piensa - "Tienes idea de donde se puede encontrar el próximo Custodio? enseguida saldremos a buscarlo".

Tal y como lo solicita Melkhior, así prepara el Ehoodi mesero las porciones de algún tipo de carne cruda, al vampiro le parecerá de cordero. Al paquete agrega 2 cuerpos de aves del orden de las Galliformes semejantes a pavos, pero sin carúnculas o crestas. La Ehoodi cocinera se va por otra puerta a buscar algo más.

Conde Mandragor advierte la presencia de Melkhior cuando ya se ponía de pie para recibir a Quiariom y a Benjo, mira luego a Serena con expectativa... pues en lo que recuerda, el vampiro había ido con ella al Milenio de Plata en calidad de Rey antes de haber emprendido junto al joven Osric la búsqueda de los Libros Elementales y las Técnicas Secretas... O quizás estaba muy loco en aquel tiempo y se le han cruzado los cables.

- Impresionante Lord von Drakenhorf...

El conde parece que cree tener la potestad hasta de asignar títulos de honor. Mira con detenimiento a Melk escudriñándolo como preguntándose cuales pudieron ser los sucesos que precedieron a tan inédita y violenta imagen.

- No quiero imaginar cómo quedó el otro... mjmjmjm... Siéntate un momento y dime por favor... ¿Tu conoces a las Náiadas, verdad? Y vienes de las mazmorras con... con algo especial, ¿verdad?

Mandragor le entrevista con entusiasmo e invistiendo sus palabras con cierto aire de suspenso. Se nota que sabe algo sobre las Náiadas y las llaves. Extrañamente, durante todo el tiempo que ese conde habla, Ianassa no piensa ni una sola palabra para Melkhior.

- Ja! No podía esperar menos de ti Melk! Tienes una llave... eso es... hay un Custodio decapitado y le quitaste la llave en su celda oscura! ¿Puedo ver como es? Quiero saber como son las llaves. Mereces una recompensa... claro que si... mjmjmjm...

El aire de entusiasmo se va tornando en misterio y una sonrisa no muy maléfica, pero si un tanto psicótica acentuada por esa fama de demencia que persigue al conde desde hace tiempo, cuando en aquella casa de Alondar fue aterrorizado por las figuras espectrales de los tapices, y por las que tuvo que ser recluido en un manicomio por algunas semanas.

- Eso es, una recompensa... no armas, no ítems, ni siquiera técnicas... nada de eso te hace falta, sino algo de lo que se te ha privado en nombre del decoro, la sensibilidad y la compasión. He he he...

El conde voltea a mirar hacia la sensual y voluptuosa ehoodi que acompaña a Jacques Sagot, pero no la mira con simple contemplación, sino que aquella mirada rebasa el límite de lo normal, lo sano, y lo apropiado, mientras el rostro de Mandragor no coincide con la aparente malicia simplemente, y más bien denota una rara mezcla de extravío, corrupción y crueldad. Tras un gesto raro y un parpadeo como de tic nervioso, Mandragor dirige la mirada a Melkhior nuevamente y sonríe tranquilo.

Al finalizar una de las canciones tocadas por la banda y tras unos aplausos de los aproximadamente treinta presentes, se acerca el ehoodi mesero con las raciones que pidió el vampiro bien empacadas y le especifica qué es aquello que le está dando. Mandragor escucha.

- Ya haré los arreglos necesarios para que los invitados de honor en mi castillo tengan la atención que yo digo que merecen. Entonces se acabarán los "bocadillos ligeros". Mjmjm...

Haya o no accedido von Drakenhorf a contar sobre su logro o a enseñar la reliquia, el conde continúa de buen ánimo y saluda a Quiariom y Benjo los científicos, quienes se aproximan y en susurro le conversan sobre algo al conde. Mientras tanto otra ehoodi más joven enviada por la ehoodi cocinera vuelve y le trae a Melk un par de paños húmedos.

Joven Ehoodi :

- Hay en el castillo un baño estilo eisseno, señor Melkhior. Le hará bien el vapor. Además nos encargaremos de brindarle vestiduras secas, botas y todo lo que necesite mientras su ropa es lavada. Además nuestro especialista limpiará sus armas y usted no perderá de vista ninguno de sus ítems.

Ianassa:

- Nada mal la idea Melk. Mereces un breve descanso y además estás hecho una desgracia, ah... y apestas. Vamos, no queremos llamar tanto la atención o sí? Así me darás tiempo de conversar y ponerme al día con mis hermanas para intercambiar información de como vamos con la búsqueda de los custodios.

Ianassa guarda de nuevo silencio cuando el conde regresa a la conversación, tras escuchar cierto informe de parte de los científicos. Mira a Serena y a Melk después:

- Compañeros... parece que se adelantó la comunicación que teníamos programada para mañana en la mañana con el Dr. Johnston desde el laboratorio en tierra. Uno de nuestros aliados, Alexander Drako, ha solicitado viajar al palacio a través del portal. Parece que se puso mal el ambiente allá abajo y tiene información valiosa que compartir. Además el Doc quiere hacer un nuevo experimento. El drakoniano es poderoso, sin duda será una gran ayuda aquí arriba con los Custodios de Eissenach. Así que con vuestro permiso... o me acompañan a la biblioteca para recibir a Alexander?

De no aceptar ellos se irá de inmediato a la biblioteca con Quiariom y Benjo.
De sólo aceptar Serena irá con ella y los científicos a la biblioteca.
De aceptar Melk le esperará lo necesario, pues él también cree que el vampiro necesita asearse un poco. No le gusta que en su castillo ande la gente así como si eso fuera un calabozo enok.

Pasa la mayor parte del tiempo escuchando a Mandragor y asintiendo con la cabeza a sus comentarios. Narra de pasada lo ocurrido en las mazmorras, pero sin hacer incapié en los detalles... cuando el conde pida ver la figura, el vampiro se las ingeniará para hacer que la vieja gárgola cambie de tema y le cuente alguna otra cosa. Para el ojo experto será obvio que el guerrero no quiere quedarse quieto demasiado tiempo.

Cuando Mandragor anuncia la inminente llegada del semidragón ve la oportunidad perfecta para escaquearse.

- Ve adelantándote, Señor del Castillo - la mera idea de que el loco de Mandragor haya sustituido a Alferet como gobernante de palacio le hace sonreir de medio lado, como si fuera otra pequeña victoria - Otros asuntos requieren... de mi atención. Nos veremos después.

Dicho eso se pone en pie y cierra los dedos entorno la funda escamosa de Disforme, pero se mantiene a la espectativa con el rostro gacho. Entre sus cabellos colgantes como una maraña de lianas negras, el ojo azul observa a Serena... esperando por su respuesta. Independientemente de lo que diga, o si prefiere mantenerse en silencio, terminará por cerrar los correajes del espadón sobre su pecho y guardar los paquetes que le entregaron los Ehoodi para dirigirse a uno de los cuartos a cambiarse de ropa. De camino, conversa con la Naiada:

- "Ve a ponerte al día, pero si tardas me iré sin ti. No me gusta dejar los trabajos a medias."

Antes de cambiarse de ropa, cogerá un grueso filete y se dará un festín con él. Del mismo solo quedará una masa grisacea y seca cuando finalmente lo arroje por alguna de las ventanas del castillo.

- Claro que nos veremos, suerte Lord von Drakenhorf.

No deja Mandragor de sentirse intrigado por el tema de aquella llave mística del custodio, pero no le queda más que respetar la discreción del vampiro. Tras un gesto de despedida a él y a Serena que parece estar entretenida con el vino, se retira junto a los científicos para atender la visita de Alexander.

Una vez que Melkhior se ha aseado lo necesario y cambiado con las vestiduras ofrecidas por las ehoodis, puede comprobar la calidad y comodidad de tales prendas cuyos tonos oscuros y poco llamativos ayudarían a la necesaria y característica discreción. A pesar de eso, y de haber sacado provecho a uno de los filetes, el vampiro no se siente lo suficientemente saciado.

Ianassa:

- Ok Melk, las cosas están así... Ya nos actualizamos y mis otras hermanas saben de nuestra llave. Es la única que hemos adquirido. O sea faltan tres, obvio. Pero antes que nada quiero que oigas las claves que encontró Minthe junto a Olive Black la elfa, dicen así:

"Al caer de la Décima Piedra, la Espada del Tiempo emprende su jornada en el Círculo del Amo del Destino. La Llave de las Tinieblas será de aquel que me halle en el laberinto antes del Retorno de la Espada.

Al Abrirse el paso entre la Tierra y las Nubes, el Caminante Confiado empieza y el Sigiloso termina. La Llave del Abismo será de aquel que me alcance en la Cúspide que acaricia las Nubes.

Al llegar al último de los Escalones, un Alado vendrá en pos de aquel que con ofrenda de Venganza le haya invocado y le elevará hasta lo más alto. La Llave de la Niebla será de aquel que me encuentre desde donde todo lo vigilo.

Con el Anochecer la Paz inunda el recinto; con la Alborada y los Dragones de la mañana llega el crujir de aceros y el derramamiento de sangre. La Llave del Ocaso será de aquel que me saque de en medio de la batalla."

Como puedes ver, hace falta resolver tres acertijos. Ahora te diré donde están los espíritus de mis otras hermanas... buscando las llaves...

Aktaia, la ladrona de recuerdos, explora junto al elfo Elgorand de Alcestel el desolado jardín otoñal. Aeglin, la que mueve los hilos, investiga junto a Dearon el peluquero la torre donde Alferet fue vencido, al igual que Olive Black la elfa, a quien se unió Minthe, la pequeña. Finalmente, Kayou, la hija del frenesí, examina un pasadizo secreto cerca del salón del trono junto a un luchador de nombre Mephisles.

Te recuerdo los sitios principales del castillo:

- los jardines que hay dentro de los muros
- la parte de afuera de los muros donde hay una amplia zona boscosa rodeando el castillo y hasta el límite donde se puede caminar por las nubes
- las salas principales del primer piso, cocina, comedores, salón de las armas, salón del piano, las pinturas y tapices, el salón del trono original
- el sótano, habitaciones de servidumbre, bodegas, el pasadizo secreto a las mazmorras
- en la segunda planta el mezanine, la biblioteca, el corredor de las lámparas y el piso de cuadros como tablero de ajedrez, recámaras principales
- en el tercer piso más recámaras con diferentes usos, dos grandes patios o jardines que rodean la torre (uno de los jardines laberintezcos donde están las náiadas, el otro patio es el jardín otoñal)
- y finalmente la torre donde Alferet tenía su trono y la cual ha sido semidestruida por Katra, donde se puede ver la espada Spherlot clavada en el suelo y cerca la estatua de hielo seco de Balroth adornando el recinto.

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Por el gesto del "yerbatero" Rhys, está bien claro que Elgorand fue 100% elocuente y convincente, y además de una manera bastante diplomática y serena. En su cultura general, el Dr. Rhys no ignora de la afinidad de los elfos con la naturaleza, así que como si fuera el consejo de alguna autoridad, asiente y se encamina hacia el laberinto de hojas secas. En todo momento Kryo mira a uno y otro absorto en las fábulas de su imaginación, aún al tanto de la llegada de algún dragón; no se imagina el pobre lo que está por suceder, y se levanta presuroso con su bolsa de cosas para seguir al yerbatero.

Dr. Rhys:

- De acuerdo, confío su juicio, señor Elgorand...

Kryo:

- Es la hora final cierto? No tienen que decirlo... lo veo en vuestros rostros, mis amigos. Daré aviso a Tita! Vamos Arfaxad!

El crío se adelanta hacia el laberinto a buscar a Lady Acantha. En el camino se tropieza un par de veces debido a que está un poco oscuro ya. Tras él avanza con cuidado el científico plantas en mano, y entre rápidas explicaciones e interpretaciones entre elfo y yerbatero se lleva a cabo el esperado experimento.

La esquina oscurecida por el atardecer y lo alto de los muros llenos de trepadoras marchitas empieza a llenarse del brillo de decenas de esferas diminutas que parecen cobrar vida a partir del contacto entre la savia en la corteza y el fuego que escupen los agonizantes dragones.

Tito (Krio):

- Tita... una corazonada me revela que no vendrá un dragón volador...

Arfaxad bufa ligeramente y gira los ojos hacia el cielo al oír al idiota de Kryo.

Tita (Lady Acantha):

- Calla!

Después de algunos momentos el árbol termina de sacudirse y saca sus raíces de la tierra, también revela sus ojos brillantes que examinan con sorpresa a los presentes y se nota en su gesto que aún están frescas las imágenes de la cruel derrota sufrida frente al otro ent, el alargado de poco follaje.

- Pequeños... quienes sois? Huid de la muerte del otoño nocturno y perenne... la hora final del verdor.

El ent da una mirada a su alrededor y habla con una voz añeja llena de dolor y profunda tristeza... desesperanza.

- No he logrado preservar la vida del jardín... y generaciones de criaturas quedaron sin hogar.

Tras sus palabras se nota un brillo en sus ojos lleno de amarga tristeza y se escucha un grave suspiro de lamento. Acantha y Arfaxad se voltean a ver con gesto de tristeza solidaria, el Dr. Rhys mira a Elgorand con gesto pensativo, y Krío llora tirado en tierra.

Aktaia:

- Hay que darle terapia de reconstrucción de la autoestima... o ayudarlo a vengarse del otro hijo de pu#@... a ver si recobra el jardín su color, no?

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Grenouille

- Asig ex, es la torreg más elevadark, aung despuéx de ser el techo destruidorg por Katrak.

En la Torre del Mausoleo, Grenouille al sentirse respetado siente algo de simpatía por Olive y le permite echar un vistazo. La elfa inspecciona con atención los alrededores, las gradas del mezanine, el trono, las columnas de los cristales contenedoras de las que se alimentaba Katra, puede ver el pedazo de techo y pared donde Katra se abrió camino para devorar la receta que Alferet le había preparado. En su inspección no encuentra Olive nada que de señales de estar relacionado con algún custodio. Al subir al mezanine por la única grada posible (la otra se derribó por Katra) nota aquel hueco a modo de "mirador" desde donde la vista panorámica del resto del palacio es bastante impresionante. Por lo amplio de esa "ventana" pude ver hacia los lados más allá de los muros del palacio y la amplia zona boscosa que rodea el palacio. Anochece y entra una brisa bastante fría por esa ventana.

Minthe:

- Arwen, no veo cúspide ni nubes que sea posible acariciar... No parece estar cerca la "Llave del Abismo", por cierto eso del "abismo" me intriga. Sobre la "Llave de la Niebla", pues ya llegamos al último de los escalones y no veo ningún vigilante de "todo", ese Grenouille fue asignado al puesto de vigilante apenas hace dos noches, y no lo observa "todo". Y con la "llave del Ocaso" pues mucho menos relación hallo. I don't know. No shit seems to make sense 'ere...

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En el Comedor-Taberna del Castillo...

Poco después de que se fueran Melkhior y Mandragor, unos ehoodis tratan de controlar a un tipo de aspecto barbárico, que con su martillo de guerra ha destrozado la batería de la agrupación que deleitaba con su música electro-medieval a los presentes. El baterista apenas escapa del martillazo. A pesar del susto y la alerta de los presentes, el bárbaro parece no tener nada personal contra nadie, ni se le ve deseo de destrucción alocada. Pareciera más bien que su problema fue exclusivamente con aquel instrumento musical.

Jacques Sagot:

- Vaya, vaya... hay que ser tolerantes y entender... que quizás ese sonido le trajo algún recuerdo ingrato al amigo. No lo culpo... y acepto que solamente mi reputación y mis nuevas responsabilidades en el castillo son las que me impidieron hacer eso mismo antes... tampoco me gusta la batería.

Comenta Sagot a la voluptuosa ehoodi, llevando consigo aún el martillo de guerra que había pertenecido a Geronto, el guardaespaldas de Alferet.

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En la Biblioteca del Castillo...

Quiariom:

- Todo listo Conde Mandragor

Conde:

- Adelante, no hagamos esperar más a Alexander.

Tras algunos protocolos similares a cuando teletransportaron a Daeron desde el laboratorio del Dr. Zake Johnston en Tierra, así hacen con Drako, hasta que tras una nube de humo que se desvanece en medio del portal astral... aparece semi-hincado Alexander Drako, el Drakoniano.

Conde:

- Hola de nuevo, bienvenido a mi Palacio, Alexander. ¿Cómo está todo?

Se retira la capucha que cubre su cabeza, observando a su alrededor un instante antes de ponerse de pie del todo. Suspira levemente al ver que solo èl ha venido a recivirlo y no sabe si esperar lo mejor o lo peor. Su capa cubre la mayorparte de su cuerpo, excepto el brazo que deja al descubierto, no deja de observar antes de percatarse de Mandragor y responde a su saludo.

"Como mejor puede estar con la bestia suelta y aun sin rastros de como terminarla... El caos reina abajo en tierra, y no creo sea necesario mi intervencion en una guerra de humanos..."

Detiene sus palabras por un momento para dejar escapar otro suspiro.

"Donde esta la señorita Olive...? O Elgorand..."

Decide entonces preguntar ya que precisamente era la ausencia de ambos parte de su decision de regresar.

- Gark'aban, Gar-k'a-BAN!

Vocifera como si una tormenta residiera en sus pulmones a los aterrados músicos, oscilando el martillo en gestos de mímica para darse a entender. Salta a la vista que da a entender cualquier cosa salvo lo que realmente quiere decir.

Tras pegar un resoplido que haría alzar una ceja a un búfalo, el bárbaro se carga la maza al hombro y huele... huele el aire. Se agazapa léntamente hasta poner la bulbosa nariz a la altura de la alfombra y estornuda cuando aspira una pelusa, pero sigue en su empeño y avanza por el salón como si fuese el bosque más extraño que había visto jamás. En parte lo es.

- Daram... teränan catiruste... - murmura con esa singular manera de hablar con uno mismo que tiene la gente que ha pasado demasiado tiempo sin compañía - ... Farän, farän catiruste. - decide con una sonrisa triunfal y avanza a hurtadillas por tras las mesas como si nadie más fuera capaz de verle... y hasta asomarse a la cocina, empujando la puerta con el mango del martillo para asomar el ojo por la rendija y espiar a los Ehoodi y la fuente del llamativo aroma -

Se desliza la lengua por los colmillos distraídamente mientras escucha a Ianassa dentro de su cabeza... su mirada vaga sin rumbo por los muros del cuarto. Tarda un rato en responder, analizando quizá las opciones planteadas... o tal vez pensando en sus cosas.

- Bien... bien. Iremos a la sala de armas, quiero comprobar una cosa.

Dicho eso se pone en pie y se asegura la correa cruzada frente al pecho, echando una mirada llena de complicidad a la empuñadura sobre su hombro. Está hambriento y tiene que hacer un esfuerzo para no beberse el resto de las provisiones.

- A todo esto... hay muchos Ehoodi? echarían en falta a uno de ellos? - comenta como quien habla del clima mientras va de camino al lugar elegido -

Conde Mandragor:

- Al menos no se ha vuelto a ver a Katra desde que Alferet fue vencido y abandonó el castillo hace dos días. Sólo espero que tengan tiempo ahí abajo para prepararse contra el imperio en la inminente batalla de Magnaglar. Al menos están al tanto de la invasión... según me contó el Dr. Johnston. Pero en fin... que se encarguen ellos ahí abajo... suficiente ayuda les dieron ya eliminando esa bestia marina y logrando llevar a salvo al Dr. Zake al laboratorio oculto. Aquí arriba tenemos nuestros propios asuntos urgentes que atender, ya te pondré al tanto.

Los científicos de turno se encargan de "desconectarse" del sistema de comunicación con el laboratorio en tierra, desloguean el asunto y apagan el portal dimensional de teletransportación.

- Lo último que me informaron sobre Elgorand fue que le vieron inspeccionando uno de los dos patios internos, en el tercer piso, imagino que en el jardín abandonado, pues yo estuve hace poco con Olive en el otro patio... el jardín de las náiadas. Con gusto te contaría sobre ellas, pero mejor que lo hagan esos elfos... pues creo que no les simpatizo yo a ellas y no quieren nada conmigo.

Eso último lo dice con algo de desdén.

- Bien Alexander, espero que tengas mejor suerte que yo y les caigas bien a las náiadas. Yo estaré por aquí ayudando a estos científicos con el último proyecto del Dr. Zake. Tu ve donde quieras; si te pierdes sólo pregunta a algún ehoodi. Buenas Noches.

Así, el conde se va a ayudar a Quiariom y Benjo con el asunto de los cofres. Drako mientras piensa que hacer o a dónde ir, voltea en dirección de los umbrales en arcos seguidos que dan vista y salida hacia el corredor y nota que por ahí avanza la sin igual presencia de Olive, la elfa de Alcestel, aparentemente con algo de prisa y determinación.

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Comida de todo tipo y por doquier es la primera y muy clara impresión del barbárico hombre. Aves muy gordas y desplumadas cuelgan patas arriba, lonjas de algunos mamíferos de todos tamaños son cortadas por una tipa, y diversas especies de semillas, granos, frutas y hortalizas están repartidas y ordenadas para la más eficiente preparación. En la cocina se percatan del visitante, debido a los murmullos de algunos de los presentes en el comedor cuando Astragoth cruzaba el salón. Sin embargo, y a pesar de su aspecto intimidante, no se alarman esos ehoodis.

- Hey camarada! Pase acá sin temor. Esta cocinera está tardándose mucho, no es así? Ha ha ha...

Comenta un ehoodi cocinero procurando un ambiente jocoso, mientras observa con detenimiento y cautela los movimientos de aquel personaje, húmeda su frente y con manos temblorosas.

- ¿Hay algo que... que quiera en especial?

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Ianassa:

- A un ehoodi quizás sí echen de ver, pero a uno de tantos visitantes sin nombre, mmm... nah.

Del improvisado cuarto temporalmente asignado a Melkhior no muy lejos de la lavandería, avanza este por un corredor que reingresa al palacio, luego atraviesa unos salones intermedios (es decir, desde los cuales se pueden escoger diversos pasillos), y finamente llega al salón de armas.

Verdaderamente el lugar era bastante llamativo. Por supuesto se veían las clásicas armaduras completas con sus respectivas armas, incluso alguna figura caballeresca montada sobre una bestia parecida a un caballo. No faltaban espadas y otras armas de mayor alcance adornando las paredes junto a elegantes escudos con diversas insignias, que por el orden y diseño, se notaban acomodadas cronológicamente... como si cierta pared contase la historia de algún ejército o clan milenario. Otra sección se notaba la favorita de aquellos fieles a las armas arrojadizas de diversas culturas, lo mismo con las armas de larga distancia como arcos y flechas, hasta una catapulta antigua descansa en uno de los rincones de la estancia. Había ahí una mesa redonda en el centro de la estancia rodeada de unas siete sillas, y sobre la cual descansaba un tablero con algunas figuras en miniatura de diferentes formas, algunas eran de guerreros, otras de dragones, magos, elfos, etc. También había algunos dados, mas no comunes, con diferente cantidad de lados, unos con cuatro, otros con seis, de ocho, de diez, de doce y hasta de veinte. Junto a estos había también uno libros cuya carátula tenía unos llamativos dibujos de dragones y otras razas. Otras armas de aspecto ciertamente "especial" yacen resguardadas tras encierros de vidrio.

En la estancia hay un total de cuatro guardianes ehoodi: uno en la zona de armas de larga distancia como arcos y ballestas, cerca de la catapulta antigua; otro se encuentra en la esquina donde empieza la historia cronológica de armas y escudos en la pared, o sea donde están los escudos y espadas más rústicos; otro está en la esquina donde termina esa sucesión de armas, donde hay espadas de tiempos actuales y aspecto intacto; y finalmente el otro ehoodi está en la zona de armaduras, cerca del caballero cabalgante. Nadie custodia las que se notan armas "especiales", como si sus vitrinas fueran suficiente resguardo. Además de los guardianes hay dos visitantes en el salón, no son ehoodis (se nota por sus ropas y por su estilo) los cuales parecen turistas en un museo. Se trata de una mujer de vestimentas sencillas, de unos cuarenta años y un hombre también humildemente vestido de unos veinte.

Ianassa:

- Lindo lugar... pero apuesto a que ninguna de estas se compara a las "nenas" que andas tu ahí. Eso sí... se nota que hay historia en estas paredes.

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Minthe:

- Caminar sobre las nubes? Eso sí es un disparate... mmm... compermiso Arwen no me bloquees... suave...

ENTONCES LA NAVE LLEGA CERCA, DESACELERA Y SE CLAVA EN PICADA PARA IRSE POR DEBAJO DE LA NUBE QUE FUNGE COMO PLATAFORMA DEL PALACIO... MOMENTO DE SALTAR O QUEDARSE EN LA NAVE… EL VERTIGO ES ENDEMONIADO EN ESE MOMENTO
«¤°§§Mêlkhïør§§°¤» momento en que sin pensárselo dos veces salta, tomando la capa negra por las puntas para que amortigüe la velocidad de caída
¤ﻛҺΐdσ†ТαtŝцҺΐҗө¤ : si me rompo los huesos ke mas da
¤ﻛҺΐdσ†ТαtŝцҺΐҗө¤ se avienta..
Ölive•ßlack "Vamos!" dice y salta. Si es demasiado alto, amortiguará la caída con algo de viento cerca del suelo, amuleto Gris
•Mandragor• salta y vuela con Luthien, confiado de que Olive y los demás no tendrán problema
Rodd_Halford_Master observa a Melk y a los demás que se preparan
•Lúthien_Helevorn• salta con Mandra y le sonríe un poco y cuando llegan abajo espera que por lo menos uno caiga mal
•Mandragor• EL BARCO VOLADOR DESCIENDE Y RODD NO SALTA, ESTA A SEGUNDOS DE NO PODER HACERLO
Rodd_Halford_Master apoya pierna y pega brinco directo al castillo y usando sus guantes grises lv3 cabalga el viento usando impulsos controlados por los guantes
•Mandragor• LOS DEMÁS VAN CAYENDO UNO A UNO SIN LASTIMARSE... CAEN EN NUBES TAN SUAVES QUE AMORTIGUAN PERO SUFICIENTEMENTE DURAS QUE NO LAS ATRAVIESAN
«¤°§§Mêlkhïør§§°¤» al caer, ve otro dato confirmado... la esponjosidad del terreno es acorde a la que recuerda en el sueño, y tal como llega abajo y tras comprobar que todos están bien, se regresa hacia la nave haciéndole evidentes gestos con los brazos para que descienda a toda maquina
Ölive•ßlack "Que raro", piensa. Ella no recordaba nubes en el sueño…

Well you're right. Such clouds do exist. We're closer... clever.

Grenouille complacido con las benévolas lisonjas de la elfa, no se permite a sí mismo verse quebrantado por tal amabilidad, y sin dejar la postura imponente hace una reverencia de despedida a Olive.

- Buenax nocherks...

Así y dejando atrás a Daeron Hunter, el peluquero loco, quien se nota entretenido con la vista nocturna desde la torre, Olive se encamina hacia el primer nivel del palacio y al ir caminando por cierto corredor cercano a la biblioteca puede notar a través de unos umbrales arqueados seguidos a Alexander, con gesto pensativo.

Suspira levemente al ver como Mandragor se aleja. Acomodandose la capa mientras niega con la cabeza, se habia ido por la falta de informacion y ahora solo llegaba para encontrarse en las mismas. Comenzaba a cuestionarse si debia irse por su cuenta al reino. Es cuando esta sumido en sus pensamientos que levanta la mirada y ve a la elfa, sonrie levemente mientras otro pensamiento cruza su mente y decide entonces encaminarse hacia ella, notando el ritmo que lleva.

"Dicen que cuando alguno de vuestra raza lleva tanta prisa algo muy urgente sucede..." comenta al acercarse, notando pues que es posiblemente la primera vez en mucho tiempo que tiene para hablar con alguien sin un grupo presente. Humanos y sus prisas... "Jucitej Lady Olive.." asiente saludando en drakonico "Algo en que pueda ayudarle de momento antes de hacer algunas preguntas?"

Sonrie levemente al ver que no utiliza formalidades, era la primera vez que se encontraban solos y por supuesto sus modales iban antes que todo, no iba a tomar confianza no brindada "Solo tengo lo que traigo aqui... suelo viajar liviano. Por suerte el viaje ha sido bastante, tranquilo, aunque peculiar." se encoge levemente de hombros mientras se pasa una mano por el cabello comenzando a sentirse algo mas comodo con toda la situacion, si ella tenia algo importante que hacer, entonces asi debia ser, ya comenzaba a desesperarse por andar en circulos "Puedo acompañarte tan pronto quieras... Y con respecto a mis preguntas, Mandragor ha comentado que tu o Elgorand podrian explicarme lo que sucede. Mi espada esta lista, como de costumbre... que tenemos que hacer y por que seguimos aqui?"

Mientras camina detiene un momento la charla para pensar acerca de sus preguntas, aunque claro, a esto se le suma la confusion de la extraña raza de la que le ha hablado... parece los terminos siguen siendo los mismos que su mision anterior, lo que cambian son las razas, pero al menos ahora ha comenzado todo con algo de informacion y no a ciegas "Reinos a punto de ir a guerra... un tal Imperio del cual no recivi mucha informacion esta mobilizandose conquistando a sus vecinos. Destruimos una bestia inmensa que nos ataco y que servia al mismo... No hemos sabido nada de Katra... y Rodd..." toma otro momento para recordar "Nos separamos una vez alla abajo... llego un momento que o apenas conocia al grupo que andaba conmigo, no on confiaba en la mayoria del todo. Fue ahi cuando decidi regresar, cuando mis preguntas dejaron de ser respondidas. Estoy algo viejo para que se me intente utilizar..." bufa levemente negando con la cabeza.

"Olive... comprenderas que lo que sucede aqui, aunque lamentable, debe ser un asunto que busquemos resolver con prontura. Vine por ti, por que se que eres tanto capaz como sensata, quiero buscar la forma de derrotar a Katra... y solo se me ocurre mi reino para comenzar a buscar dicha informacion. Te ayudare por que asi me lo has pedido... pero una vez ayudemos las naìadas, considerarias marchar conmigo?"

Le escucha atentamente, siempre sereno mientras camina a su lado. Asiente con una leve sonrisa cuando dice le acompañara, y que tambien lo haria el elfo... precisamente con ellos dos contaba para tal encomienda, y si asi comenzaba la formacion del grupo, mejor aun. Le devuelve entonces la mirada cuando ella se detiene, suspirando tras sus palabras y colocando una mano en su hombro cuando retoma la marcha "Todos nos preocupamos por nuestro hogar... Pero, estamos haciendo lo que tenemos que hacer. Con Katra suelto, pronto no habria mundo en el cual habitar..."

Con respecto a lo que dice de las naiadas, solo asiente con algo de curiosidad. Tal vez si sea importante ayudar a esos seres despeus de todo.

"Quien sabe? Tal vez te habria agradado lo que hubieses visto." sonrio levemente mientras cerraba los ojos un instante "Gracias por no hacerlo..." se queda meditando por un momento su pregunta, hasta que tan solo comenta "Algunos nos hicimos muy dependientes a ella... Mas, un amuleto por si solo no lograba hacer nada. Y mas aun, todos nacemos con un poder inhato... todos somos afin a alguna de esas fuerzas." levanta la mano que le sostiene acercandola a sus labios, soplando la misma con delicadesa, el aire al comienzo frio se va tornando tibio, y luego caliente mas solo agradable "La magia sigue aqui... solo necesitamos aprender nuevas formas de como hacerla funsionar. Tal vez nunca sea como antes,pero, esta lejos de haber muerto..."

- "Quizá haya algo más que historia, por eso estamos aquí" - piensa en tono sereno mientras su vista recorre cada detalle del lugar, paseando como si no fuera más que otro turista... pero siendo un visitante muy malo e incivico, pues usará cada momento de distracción de los Ehoodis para tocar alguna pieza. Girar un poco un escudo, tironear ligeramente de unos gavilanes, pasar los dedos por el ástil de una lanza... dedicará un mayor tiempo de exámen a las figuras sobre el tablero, mirando su posición original para ver si siguen un patrón y luego, de notar algúna posible combinación llamativa, cambiándolas al gusto.

Aprovechará lo holgado de su capa para ocultar sus curiosas manos de los Ehoodis, a los cuales terminará dirigiéndose si no encontrara nada extraño para preguntar sobre las "peculiaridades" de la estancia. Mientras eso sucede, y aunque no son su preocupación principal, irá echando vistazos ocasionales a la pareja visitante.

Entrecierra los ojos... sintiéndose descubierto y dejando el sigilo a un lado se alza tan alto resulta y entra a la cocina, agachándose un poco para no golpear el marco con la cabeza.

Mira a un lado y al otro, viendo las aves y otras piezas de carne listas para comer con cierta reverencia y respeto en su mirar. Cuando el Ehoodi cocinero se dirige a él, lo examina con ojo crítico por unos momentos mientras habla... entonces se golpea con el puño en el hombro izquierdo.

- Astragoth. Estramner.

Lo señala.

- Estramner. Karna thu'lero estramner. Daraj gota.

E inclina la cabeza con belicoso respeto, dibujando después una enorme sonrisa llena de dientes. Parece que, sea lo que sea lo que haya dicho, le ha reconocido como un igual en alguna materia importante.

- Naraj katrema thu'nar samanu? dorere, samanu... - usa las manos para fingir cuernos junto a su boca - Naraj?

Aktaia:

- Ya que preguntas... hace algún rato y tras repasar las líneas de esas claves, concluí que esto no lleva a ninguna de esas "Llaves", ni tampoco parece haber un "Custodio de Eissenach" de por medio. Ahora, si me preguntas si quiero ver como le ayudamos a este viejo higuerón, mi respuesta es SI COÑO!

El ent voltea con algo de temor hacia aquel enemigo, luego mira al elfo.

- Banyón me llamo, y si ayudarme queréis, al ent maligno hay que enfrentar y vencer, y sólo así volverá la vida y las criaturas recuperarán sus hogares una vez más. Despertadle... y luchad a mi lado.

Kryo levanta su brazo a media altura y se mira los vellos del brazo erizos, no podía haberle pasado algo mejor. Se nota que cree que es con él la cuestión.

- No sufras más Banyón, noble árbol de múltiples ramas, aquí está mi espada al servicio!

Lady Acantha mira a Arfaxad con algo de temor, mas frunce el ceño y con valor se recoge el cabello, se hace una cola, y hace estiramiento de extremidades como si fuera una deportista a punto de entrar en acción. El Gatoardilla volador la imita. El Dr. Rhys sonríe y sólo por el hecho de saber que un elfo les acompaña es que decide quedarse a ayudar...

- Cuente conmigo señor Banyón, seremos 5 contra 1!

Arfaxad levanta una ceja. Rhys corrige...

- Seis contra uno!

Aktaia:

- Siete, mjmjm...

Con un pequeño grupo de acuerdo en un objetivo, Elgorand puede ver como el Dr. Rhys se encamina hacia el otro seco en medio del jardín, y voltea a mirarle como esperando confirmación. Cuando están todos listos el yerbatero aplica el rocío del dragón al ent malvado y se aleja. Banyón se ha aproximado y los 6 forman una media luna a unos 20 metros del enemigo en el orden usual: Kryo, Elgorand, Banyón, Rhys, Acantha y Arfaxad. Y comienza a sonar la música de batalla de Dragon Quest VIII "War Cry ~ Defeat the Enemy - Koichi Sugiyama".

Termina de despertar el ent malvado y aquel par de ojos llenos de maldad se abren en busca de una víctima... pero sorpresa... hay seis individuos en frente. El malvado se retuerce y se le hacen una serie de aberturas en su tronco de la cual asoman unos alargados picos.

Aktaia:

- ¿Algún plan en particular, Elgy?

Los otros, a excepción de Kryo que se ve muy decidido a ir hacia el enemigo, parecen preguntarle lo mismo con la mirada.

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Minthe suspira y comenta a Olive:

- Si esto fuera por comisión estarías de "top performer" en este business, Arwen. Menudo prospecto que has traído al jardín. Con el lunático aquel se peleaban por no irse con él, pero con Alexander ha sido al contrario. Mas parece que han llegado a un acuerdo... Is that correct, sisters?

Una nueva Náiada habla y escuchan todos los presentes:

- Así es, hermana. Buenas noches Alexander, mi nombre es Limnae y al parecer ya sabes bien lo básico acerca de nosotras. Gracias Arwen.

Minthe consuela a la otra con el típico discurso de best friend/sister:

- Relax Kalithia, ya vendrá alguien cuando sea el momento correcto, éste no era el indicado para tí...

Limnae:

- He escuchado suficiente para saber de tu nobleza y tu compromiso con las causas justas. Te garantizo que por ayudarnos te ayudaré a estar en óptimas condiciones para tu propósito principal. Por cierto, la magia está lejísimos de haber muerto; tú ya lo verás, Alexander.

Dicho lo dicho, se van ambos hacia donde tenía Olive planeado ir... la zona boscosa que rodea el castillo. Por el color del cielo se calcula que son alrededor de las 7:00 pm. Una franja de tierra rodea el castillo y en el límite que lleva al precipicio que termina en el mar hay nubes, algunas de las cuales permiten que se pueda caminar sobre ellas, como descubrió el grupo al arribar al castillo.


Limnae:

- Ahora que estamos aquí, Alexander... éstas son las claves que Olive consiguió:

"Al Abrirse el paso entre la Tierra y las Nubes, el Caminante Confiado empieza y el Sigiloso termina. La Llave del Abismo será de aquel que me alcance en la Cúspide que acaricia las Nubes.

Al llegar al último de los Escalones, un Alado vendrá en pos de aquel que con ofrenda de Venganza le haya invocado y le elevará hasta lo más alto. La Llave de la Niebla será de aquel que me encuentre desde donde todo lo vigilo.

Con el Anochecer la Paz inunda el recinto; con la Alborada y los Dragones de la mañana llega el crujir de aceros y el derramamiento de sangre. La Llave del Ocaso será de aquel que me saque de en medio de la batalla."

Estas tres claves corresponden a tres Custodios, los guardianes de las llaves que abren la ventana a mi mundo.

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Las pocas veces que Melkhior es casi descubierto por algún Ehoodi guardián del salón de armas al tocar las armas, éstos no se han molestado en acercarse o reprenderle. Quizás esa actitud era normal en los visitantes o talvez tenían ellos referencias de Melkhior, quién después de todo es también el Lord von Drakenhorf, amigo de la casa.

Tras tantear las figuras del tablero no pasa nada especial, solamente consigue que el joven de vestiduras sencillas que andaba por ahí se acerque a curiosear lo que hace el vampiro. El tipo mira a Melk con gesto de conflicto entre temor y curiosidad. Observa como esperando ver qué se suponía que hacían aquellas figuras y aquellos dados extraños. Pero nada sucede con las piezas. El joven curioso y callado se anima con gesto de respetuoso temor a tomar un dado y lanzarlo... 20! Tras lo cual sucede lo impensable... nada. El tipo se aleja y va a mirar la catapulta.

De parte de los guardianes que Melk interroga no se obtienen más que datos históricos poco familiares y descripciones sencillas... nada que impresione a uno que tiene un inquilino demoníaco, un dragón de Dark Shadow Crest, una espada del reino de los Enoks, y hasta la espada de quien asesinó al Conde Garzow Gora.

Ianassa:

- Hay un Custodio y una llave en el pozo de la letrina antes que aquí, Melk.

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El cocinero aún nervioso pero más tranquilo procura corresponder el saludo y en voz baja le habla a la otra cocinera:

- Micaela... sabes lo que quiere decir?

Micaela en tono despreocupado responde:

- Romulí... crees que si supiera de idiomas estaría en la cocina contigo? En fin... me parece que se siente identificado contigo, no se...

Romulí:

- Es cocinero, entonces.

Micaela:

- No bobo, más bien debe ser como un cazador, mira su vestimenta.

Romulí mira los gestos del bárbaro y oye las palabras pero no logra asociar nada en su mente.

- Tienes hambre? Mira camarada, un pavo entero para ti!

Micaela un poco fastidiada de Romulí y su mediocridad para por lo menos tratar de entenderse, se acerca con gesto apacible y se dirige a Astragoth.

- Buscas algo o a alguien no es así querido? Alguien como tu no pudo llegar aquí sólo... será que llegaste hasta este palacio sobre una bestia y se te ha perdido? Naraj se llama acaso?

Un tanto aventuradas las interpretaciones de Micaela y mientras se intenta comunicar con el grandulón se ayuda con todos los gestos y movimientos posibles... algunos sobre lo que es la caza para ver si se siente familiarizado... otros ademanes parecen buscar reacción en cuanto si lo que le parecía un tono de interrogación por parte de Astragoth era sobre algo, alguien, o alguna bestia. Romulí mientras tanto insiste en su propia interpretación y se pone a preparar el pavo para el nuevo conocido.

He escuchado suficiente para saber de tu nobleza y tu compromiso con las causas justas. Te garantizo que por ayudarnos te ayudaré a estar en óptimas condiciones para tu propósito principal. Por cierto, la magia está lejísimos de haber muerto; tú ya lo verás, Alexander.

El drakoniano asintio despacio a las palabras de la naiada, su nueva acompañante. Siguio el camino siempre al lado de Olive con una mano en la empuñadura de su espada, siempre alerta mientras observaba alrededor. No tenia motivos para desconfiar de aquella causa, y cuanto antes terminaran antes podrian ir a buscar el remedio para el mal llamado Katra. Las naiadas les permitirian acceder nuevamente a la magia... asi que durante ese camino intenta percivir si hay algo extraño o nuevo en sus sentidos o habilidades otorgadas por su nueva compañera.

"Al Abrirse el paso entre la Tierra y las Nubes, el Caminante Confiado empieza y el Sigiloso termina. La Llave del Abismo será de aquel que me alcance en la Cúspide que acaricia las Nubes.

Al llegar al último de los Escalones, un Alado vendrá en pos de aquel que con ofrenda de Venganza le haya invocado y le elevará hasta lo más alto. La Llave de la Niebla será de aquel que me encuentre desde donde todo lo vigilo.

Con el Anochecer la Paz inunda el recinto; con la Alborada y los Dragones de la mañana llega el crujir de aceros y el derramamiento de sangre. La Llave del Ocaso será de aquel que me saque de en medio de la batalla."

Escucha atento a las palabras de Limnae, meditandolas durante un instante mientras observa el panorama. Observo pues el unico pedazo de tierra de aquel lugar.... y luego un poco mas alla "El paso entre la tierra y las nubes... podemos caminar por aqui con cautela. El confiado empieza...." se detiene y vuelve a asentir mientras comienza a caminar hacia las nubes, mientras su cuerpo comienza a tomar aquel tono negro intenso mientras sus ojos se vuelven amarillos y su piel escamosa, siendo lo ultimo en surgir las dos grandes alas membranosas a su espalda "Se que podemos caminar por aqui... asi que podemos avanzar en confianza. Pero... no vale de mucho comenzar si no terminaremos" se detiene sobre una de las nubes mientras mira alrdedor "Poco a poco va anocheciendo, podemos avanzar entre la niebla de las nubes para no ser vistos... una vez caiga la noche,podremos aumentar el ritmo sin complicaciones. Parece que solo si no nos descubren lograremos alcanzar la llamada Cuspide"

-Ea ea!! se fue la bruja si señor, cayó en mi trampa jiaaajajaa!!! ea ea!, ahora sí...Felo Managu! aparición dramatica!!! ya!

El anciano parece conjurar resonando sus dedos repentinamente, haciendo una tecnica de invocación al estar ligado con sus animales infelices, el toro Felo y el simio Managu

Sin duda la tecnica de aparición dramatica se realiza y aparecen los dos animales como un estallido, el simio montado sobre el lomo de Felo con dos navajas de afeitar y el toro felo con una especie de armadura de cuero especial.

-Ahora si muchachos, la misión ha dado inicio, no vamos a dejar que los brujos nos engañen de nuevo. Pongan su valor, dignidad y toda la espuela que hemos obtenido durante años juntos y descubramos al principal farsante, el brujo magno, de este sitio,si...aja...brujo magno...si ....si señor maldición ea ea!!! porque aca no me engaña nadie, no señor, esto está conectado con ambistar y ese brujo maldito de la madre, si señor, ea ea!

El anciano sigue en el lugar de la espada Spherlot y se queda observando a Gren y le expresa:

Brujo, habla, si es q no quieres q mis muchachos te den una lección de q es pelear en formación, ea ea!!te pondras estos malditos pantalones luego de que mis muchachos te hagan hablar, si señor

El anciano saca unos pantalones de gangoche de su saco y los tira al suelo, unos pantalones horribles de mucho uso, pero muy limpios si señor

-Se mantiene sereno observando los alrededores y alejandose del castillo con cautela. Sigue intentando decifrar el misterio de la naiada y el efecto que tendria el estar con una. Deja escapar un leve suspiro cuando se da cuenta de la distancia que se han alejado... cayendo en cuenta en un detalle, el estaba demasiado confiado y Olive no tiene alas... asi que le espera entonces y le toma la mano. Solo asi podria reaccionar lo suficientemente rapido de haber algun paso en falso, y se sentia mas seguro teniendole cerca- gracias por abogar por mi con tus amigas por cierto-rie levemente mientras avanzan-